Bicentenario de la memoria, la identidad y la búsqueda de un destino compartido

21 mayo, 2010

Francisco José Piñón

Rector Universidad de Congreso


La celebración, en lo pequeño y en lo grande, es un gesto que sólo permite la memoria, más aún cuando aquello que celebramos es la memoria misma, pues lo que nos reúne en torno a una fecha hondamente significativa como ésta es la historia común de los argentinos, es decir,  nuestra memoria.

La Universidad de Congreso se suma  a esta conmemoración del Bicentenario con ánimo celebratorio pero también reflexivo, viendo la oportunidad de añadir a este gran festejo de la Patria el carácter de confirmación de aquello que tenemos en común: nuestra identidad.

Identidad arraigada en el rico sustrato de los pueblos originarios, moldeada a lo largo de los siglos por el encuentro de pueblos y culturas (encuentro, muchas veces doloroso, violento, lleno de esperanza en tantas otras oportunidades). Esta compleja y rica identidad fue tejida con el pensamiento y la acción de nuestros pueblos pero fundamentalmente con sus anhelos; pues esta historia cuyo aniversario celebramos, no sólo refiere a una gesta del pasado sino que nos habla de un destino común.

Quieren ser estas líneas un modesto homenaje, no a palabras y símbolos abstractos, sino a los hombres y mujeres que consagraron sus esfuerzos a pensar y construir una patria generosa y altruísta; esta historia compartida está imantada por la vocación de realizar  ese destino común.

La identidad no es sólo un dato heredado de los próceres, que sin duda tuvieron la osadía de vislumbrar una nación soberana que abrazara a los pueblos hermanos, sino que es la trama histórica que vamos hilvanando sobre las oposiciones y la diversidad, y aún la adversidad,  pues se es soberano a cada paso y en cada decisión comprometemos el futuro.

Como Universidad nos sentimos movidos a asumir esa parte de la responsabilidad histórica con el presente pero, también, con las generaciones futuras. Este compromiso debemos traducirlo en actitudes y tareas concretas en el ámbito que nos concierne, como profesores o investigadores, como alumnos, para que la Universidad pueda tener incidencia en esa transformación que nuestras sociedades demandan: cultivar la memoria, promover la reflexión y la conciencia crítica, ejercitar la autonomía en las decisiones, preservar y acrecentar el patrimonio natural, científico y cultural de los argentinos, para que sea así posible un desarrollo integral: económico, social y espiritual, con justicia social y respeto al ambiente, a la diversidad cultural y a las diferencias étnicas y religiosas.

Vemos en esta conmemoración que nos convoca, la ocasión para converger voluntades en la confirmación y revaloración del ethos común, patrimonio intangible en donde hallar el verdadero sustento de nuestra cultura y nuestro futuro.

Mendoza 20 de mayo de 2010

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